Capítulo 3 - Decisión.
Entré en la habitación y la doctora le dio la noticia.
- Belinda ¿Verdad?- la preguntó la doctora.
Ella asintió.
- Verás, hemos intentado contactar con su familia, pero no ha dado resultado.
- Murieron en un accidente hace unos meses.- dijo con la voz asustada y triste.
- Lo siento, pues es que… -dudó en si decirlo o no- te tendrás que ir con este hombre que te ha salvado, solo hasta que vuelva tu familia. No puedes permanecer más tiempo en el hospital, necesitamos la habitación. Piénsatelo, si no, llamaremos a protección para que estés con ellos hasta que te recuperes, nosotros vendremos en una hora.
La miré, tenía los ojos llorosos. Sentía un pequeño miedo por si se vendría conmigo o no.
Cuando la doctora salió, vacilé un momento si hablarla o no.
- Bel, en mi casa estarás bien. Mi hermana vive allí conmigo, y si no quieres verme, podrás estar con ella y te ayudará en lo que quieras, pero si quieres irte a la protección, lo entenderé.
- Déjame sola, por favor.- pidió entre algunas lágrimas que se le escapaban.
Salí de la habitación y me dirigí a la cafetería, no había tomado nada desde la cena con Verónica. Estaba levantándome para subir a la sala de espera de nuevo cuando me sonó el móvil, era mi hermana, estaba preocupada ya que anoche no fui a dormir por quedarme con Bel.
No sabía por qué lo hacía, tal vez por su belleza, o por su aparente inteligencia, o tal vez tenía la obligación de ayudarla, estaba completamente confuso. Después de terminar de hablar con mi hermana, esta se dirigió al hospital para ver a Bel, e intentar convencerla de que se viniera a casa, ya que tal vez con la visita de una mujer se sentiría más protegida.
-------------------------------------
Todavía no entendía por qué ese chico, que no sabía ni su nombre, me ayudaba. Estaba dudosa, no quería ir a protección ni con ese chico desconocido, pero algo de mí tiraba más para el chico.
Cuando menos me lo esperaba entró la doctora a la habitación, con el chico y una chica que no había visto nunca.
- Belinda, nos tienes que decir tu decisión.
- No quiero ir a ningún sitio, quiero quedarme aquí.
- Sabes que no puedes.-dijo la doctora
- Pues me iré a mi casa.
- No puedes, estás muy débil y podrías necesitar ayuda.
- Vente con nosotros, soy Ayleen, su hermana.
- Ya te lo dije antes, no tendrás ni que verme si tú quieres.
- De acuerdo, pero quiero tener mi espacio hasta que ya pueda hacer cosas por mí misma.
- De acuerdo.- dijo el chico mientras sonreía, al igual que su hermana.- Aunque eso de hasta que puedas hacer cosas por ti misma…- miré a la doctora y ella asintió- el que te hizo las heridas, te violó- vi una expresión de miedo en su rostro- y te dejó embarazada.
- Pero nosotros te podemos ayudar en lo que quieras.- contestó Ayleen.
No pude evitar llorar, en un momento me arrepentí de haber tomado esa decisión, pero ya no había vuelta atrás.
Cuando llegó el momento me levanté, me costaba andar un poco todavía así que me tuvieron que llevar en silla de ruedas al coche, el trayecto no fue muy largo.
Vivían en un chalet enorme y con piscina, según me dijeron ellos.
- Por cierto, he sido un completo imbécil, no me he presentado, soy John.
Sonreí sin ganas.
- ¿Quieres algo en especial para cenar?- me preguntó Ayleen.
Moví la cabeza de un lado a otro.
- ¿Te parece bien un poco de pescado?
Asentí.
- Pues en cuanto lo preparé a cenar.
Cenamos tranquilamente y después me colocaron en una habitación y pude dormir, aunque algo inquieta.
martes, 22 de febrero de 2011
lunes, 7 de febrero de 2011
Difícil Decisión Capítulo 2
Capítulo 2- Salvada.
No se cuanto tiempo estuve allí tirada, con muchísimo frío y completamente destrozada. Mi bolso estaba a unos pasos de mí, intenté alcanzarlo con la mano para coger el móvil y llamar a quién fuera, me daba igual con tal de que me sacara de aquel lugar. La muerte me parecía incluso mejor que como estaba. Me intenté tapar como pude con la ropa destrozada, pero no servía para nada. Me hice un ovillo y me quedé allí, intentando guardar el calor. Muchas chicas pasaban apuradas por el callejón, sin percatarse apenas en mí, con miedo. No las culpaba, yo también tenía miedo al pasar por allí, ahora dudaba que pasara. Al cabo de un rato oí dos pares de pasos acercarse a mí, y empecé a escuchar su conversación.
-Y… ¿Dónde vamos a cenar?- preguntaba una voz femenina.
-Pues en una hamburguesería.- respondía ahora una masculina.
-No seas tonto… ¿no tienes pensado nada más romántico?
-Pues no.- y se rió.
Ambos pasaron a mi lado, la chica pasó de mí, fingió que no me había visto, pero su acompañante me miró fijamente y se quedó allí parado. Yo le miré durante unos segundos, con los ojos bañados en lágrimas secas por el frío, pero enseguida aparté al mirada.
-¿A que esperas?- le preguntó la chica, y entonces se percató en que me estaba mirando.- Es solo una muerta de hambre de esas que duermen en la calle…
-No es una muerta de hambre.- dijo soltando la mano que tenía agarrada a aquella chica.
Se quitó su chaqueta de cuero y me la puso, abrochándola para que no pasara frío.
-¿Pero que haces?
-La voy a llevar al hospital, no me da buena espina, está llena de heridas por todas partes y tiene toda la ropa rasgada.
-Pero si no la conoces de nada.
-Eso no significa que no la tenga que ayudar.
-¿Me vas a dejar plantada otra vez? O vienes y la dejas ahí o habremos roto.
-Pues entonces hemos roto.
La chica se marchó cabreada y él me tendió una mano para poder levantarme, yo la miré y volví a esconder la mirada.
¿Por qué me quería ayudar? Ya había pasado un montón de gente y me había dejado ahí, lo más lógico es que él hiciera lo mismo, pero parecía salirse de lo lógico, porque al ver que no cogía su mano me cogió en volandas, se agachó y cogió mi bolso.
Me llevó hasta un garaje y me montó en su coche. Puso la calefacción para que me calentara y salió rumbo al hospital.
-¿Cómo te llamas?
Yo no respondí, estaba aterrorizada aún, ¿qué más querría hacerme él? Quizá todavía no hubiera pasado lo peor.
-Bien…
Llegamos al hospital, me pusieron en una camilla y me llevaron a curarme y hacerme pruebas.
------------------------------------------------------------------------------
¿De verás había roto con Verónica por una desconocida? Todavía no asimilaba la noticia. Llevaba tiempo queriendo romper con esa relación, no era feliz, pero nunca pensé que romperíamos en esas circunstancias. Pensaba esto mientras que estaba en la sala de espera del hospital, esperando haber si salía ya aquella chica.
Todavía no sabía su nombre, y al paso que íbamos… Entonces me dí cuenta, tenía su bolso en mis manos. Lo abrí y busqué el DNI, allí estaba, Belinda… Un bonito nombre, y una chica bonita, ¿que la habría pasado? No conseguía averiguarlo por más vueltas que le daba, pero estaba muy asustada, y yo sentía la necesidad de protegerla.
Después de un rato pude pasar a verla.
-Hola.
Ella no me respondió.
-Belinda ¿no? Te cogí tu bolso en la calle.- dije intentando sacarla algo.
-Bel.
-Por fin escucho tú voz. ¿Qué te ha pasado?
No la dio tiempo a contestar, la enfermera llegó justo en ese momento.
-Creo que a eso le puedo responder yo, mejor no hacerla mencionar mucho el tema.- la miré curioso por saber cual era su historia.- Salgamos fuera un momento.
Salimos dejando a Belinda, bueno, Bel, en la habitación.
-¿Y bien?
-La hemos estado haciendo unas pruebas, revisando y curando las heridas. Al parecer, el mismo que la hizo esas heridas, la violó.
-¿Qué?- pregunté alarmado, ahora entendía que estuviera tan asustada.
-Pues si, la violó, y lo peor es que está embarazada. No hemos podido contactar con su familia para decírselo. Trabaja aquí haciendo unas prácticas, e mirado en su ficha y vive sola, me gustaría, si no es mucha molestia que contacte con su familia para que no esté sola, va a necesitar mucho apoyo.
-No será problema, me la llevaré a mi casa.
-¿Está seguro? Antes no ha querido que la revisara un hombre… Ha debido de coger miedo, está como en estado de shock.
-Mi hermana vive conmigo, así no estará sola.
-Bien, pues entonces no tengo ninguna objeción, creo que debemos pasar y contárselo.
-Sí.- respondí.
No sabía porque estaba haciendo esto, solo que estaba indefensa y que necesitaba ayuda. Pensaba en esto mientras que entrábamos en la habitación dónde estaba ella para darle la noticia.
No se cuanto tiempo estuve allí tirada, con muchísimo frío y completamente destrozada. Mi bolso estaba a unos pasos de mí, intenté alcanzarlo con la mano para coger el móvil y llamar a quién fuera, me daba igual con tal de que me sacara de aquel lugar. La muerte me parecía incluso mejor que como estaba. Me intenté tapar como pude con la ropa destrozada, pero no servía para nada. Me hice un ovillo y me quedé allí, intentando guardar el calor. Muchas chicas pasaban apuradas por el callejón, sin percatarse apenas en mí, con miedo. No las culpaba, yo también tenía miedo al pasar por allí, ahora dudaba que pasara. Al cabo de un rato oí dos pares de pasos acercarse a mí, y empecé a escuchar su conversación.
-Y… ¿Dónde vamos a cenar?- preguntaba una voz femenina.
-Pues en una hamburguesería.- respondía ahora una masculina.
-No seas tonto… ¿no tienes pensado nada más romántico?
-Pues no.- y se rió.
Ambos pasaron a mi lado, la chica pasó de mí, fingió que no me había visto, pero su acompañante me miró fijamente y se quedó allí parado. Yo le miré durante unos segundos, con los ojos bañados en lágrimas secas por el frío, pero enseguida aparté al mirada.
-¿A que esperas?- le preguntó la chica, y entonces se percató en que me estaba mirando.- Es solo una muerta de hambre de esas que duermen en la calle…
-No es una muerta de hambre.- dijo soltando la mano que tenía agarrada a aquella chica.
Se quitó su chaqueta de cuero y me la puso, abrochándola para que no pasara frío.
-¿Pero que haces?
-La voy a llevar al hospital, no me da buena espina, está llena de heridas por todas partes y tiene toda la ropa rasgada.
-Pero si no la conoces de nada.
-Eso no significa que no la tenga que ayudar.
-¿Me vas a dejar plantada otra vez? O vienes y la dejas ahí o habremos roto.
-Pues entonces hemos roto.
La chica se marchó cabreada y él me tendió una mano para poder levantarme, yo la miré y volví a esconder la mirada.
¿Por qué me quería ayudar? Ya había pasado un montón de gente y me había dejado ahí, lo más lógico es que él hiciera lo mismo, pero parecía salirse de lo lógico, porque al ver que no cogía su mano me cogió en volandas, se agachó y cogió mi bolso.
Me llevó hasta un garaje y me montó en su coche. Puso la calefacción para que me calentara y salió rumbo al hospital.
-¿Cómo te llamas?
Yo no respondí, estaba aterrorizada aún, ¿qué más querría hacerme él? Quizá todavía no hubiera pasado lo peor.
-Bien…
Llegamos al hospital, me pusieron en una camilla y me llevaron a curarme y hacerme pruebas.
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¿De verás había roto con Verónica por una desconocida? Todavía no asimilaba la noticia. Llevaba tiempo queriendo romper con esa relación, no era feliz, pero nunca pensé que romperíamos en esas circunstancias. Pensaba esto mientras que estaba en la sala de espera del hospital, esperando haber si salía ya aquella chica.
Todavía no sabía su nombre, y al paso que íbamos… Entonces me dí cuenta, tenía su bolso en mis manos. Lo abrí y busqué el DNI, allí estaba, Belinda… Un bonito nombre, y una chica bonita, ¿que la habría pasado? No conseguía averiguarlo por más vueltas que le daba, pero estaba muy asustada, y yo sentía la necesidad de protegerla.
Después de un rato pude pasar a verla.
-Hola.
Ella no me respondió.
-Belinda ¿no? Te cogí tu bolso en la calle.- dije intentando sacarla algo.
-Bel.
-Por fin escucho tú voz. ¿Qué te ha pasado?
No la dio tiempo a contestar, la enfermera llegó justo en ese momento.
-Creo que a eso le puedo responder yo, mejor no hacerla mencionar mucho el tema.- la miré curioso por saber cual era su historia.- Salgamos fuera un momento.
Salimos dejando a Belinda, bueno, Bel, en la habitación.
-¿Y bien?
-La hemos estado haciendo unas pruebas, revisando y curando las heridas. Al parecer, el mismo que la hizo esas heridas, la violó.
-¿Qué?- pregunté alarmado, ahora entendía que estuviera tan asustada.
-Pues si, la violó, y lo peor es que está embarazada. No hemos podido contactar con su familia para decírselo. Trabaja aquí haciendo unas prácticas, e mirado en su ficha y vive sola, me gustaría, si no es mucha molestia que contacte con su familia para que no esté sola, va a necesitar mucho apoyo.
-No será problema, me la llevaré a mi casa.
-¿Está seguro? Antes no ha querido que la revisara un hombre… Ha debido de coger miedo, está como en estado de shock.
-Mi hermana vive conmigo, así no estará sola.
-Bien, pues entonces no tengo ninguna objeción, creo que debemos pasar y contárselo.
-Sí.- respondí.
No sabía porque estaba haciendo esto, solo que estaba indefensa y que necesitaba ayuda. Pensaba en esto mientras que entrábamos en la habitación dónde estaba ella para darle la noticia.
jueves, 3 de febrero de 2011
Difícil Decisión Capítulo 1
Capítulo 1 - Algo inesperado.
- Hola Tom.
- Hola Belinda.-dijo dándome dos besos.- Eres mucho más guapa en persona que por la cam.-dijo sonriendo.
- Gracias y por favor, ya te dije que no me llamases Belinda, es Bel. ¿De acuerdo?
- Como diga la señorita.-dijo haciendo una reverencia.
- Por favor que pasa gente.
- De acuerdo, ¿vamos yendo para el cine? Es pronto pero más vale ir pronto que tarde ¿no?
- Sí.
Mientras íbamos al cine fuimos hablando, riéndonos…
- Dos para “Tres metros sobre el cielo”, por favor.-dijo Tom.
- ¿En la última fila le parece bien?
- Sí.
- Pues son 10.60 € por favor.
- Toma mi parte.-dije dándole lo que me correspondía.
- Invita la casa. Guárdatelo anda.
- Gracias.-dije mientras guardaba el dinero en la cartera.
Le dio las dos entradas y fuimos a hacer cola para coger las palomitas y la bebida. ¿Qué es un cine sin palomitas?
- A las palomitas invito yo también.
- No hace falta.
- Si que hace.-dijo él.
Antes de pasar a las sala nos sentamos en unos sillones a hablar un poco de nosotros.
- Bueno yo te he dicho lo que me pareces, pero tu a mi no.
- Me resultas muy atractivo y no tienes la nariz tan grande como me dijiste.
- Bueno, ¿pasamos ya?- dijo cambiando de tema.
- Vale.
Mientras veíamos la película íbamos comiendo palomitas los dos del mismo lugar y en varias ocasiones nuestras manos se habían tocado.
Cuando acabé no pude evitar soltar alguna lágrima.
- ¿Estas llorando?
- No, que va. Solo que me pica mucho el ojo.
- Claro…
- ¡Es verdad!
- Si te creo. ¿Dónde quieres que vayamos?
- Me da igual, podíamos ir al parque del lago.
- ¿Y algo mas cercano?
- El parque de los patos.
- Vale.
Para ir al parque de los patos desde donde estábamos había que pasar por un pequeño atajo que siempre estaba muy oscuro, pero con Tom no tenía porque tener miedo.
Cuando pasamos por el atajo Tom se apoyó en la pared poniéndome a mi encima suya.
- ¿Qué haces?-pregunté sonriendo.
- Nada.
Me miró a los ojos y noté que cada vez su cara estaba mas cerca de la mía, nuestros alientos se mezclaban, y entonces me besó.
Yo le seguí, su respiración empezó a acelerarse, me besaba con más pasión y me quitó la chaqueta.
- Para, por favor.
- No.
Intenté soltarme pero él no me dejó.
- ¡Suéltame!
- ¿Por qué? Si lo deseas tanto como yo.
- Tom suéltame por favor. Me tengo que ir a casa.
- No, ahora eres mía.
Intenté soltarme pero me apretó todavía más fuerte mientras sacaba una navaja del bolsillo, me rasgó la ropa y me puso la navaja en el cuello.
- Como intentes moverte, te mato. Te lo juro.
Empezó a tocarme por todos lados y cuando se cansó se desabrochó los pantalones, me bajó a mi los míos y entró en mi.
Yo no paraba de llorar.
Se subió los pantalones y salió corriendo dejándome ahí tirada, medio desnuda y sin nada que hacer.
- Hola Tom.
- Hola Belinda.-dijo dándome dos besos.- Eres mucho más guapa en persona que por la cam.-dijo sonriendo.
- Gracias y por favor, ya te dije que no me llamases Belinda, es Bel. ¿De acuerdo?
- Como diga la señorita.-dijo haciendo una reverencia.
- Por favor que pasa gente.
- De acuerdo, ¿vamos yendo para el cine? Es pronto pero más vale ir pronto que tarde ¿no?
- Sí.
Mientras íbamos al cine fuimos hablando, riéndonos…
- Dos para “Tres metros sobre el cielo”, por favor.-dijo Tom.
- ¿En la última fila le parece bien?
- Sí.
- Pues son 10.60 € por favor.
- Toma mi parte.-dije dándole lo que me correspondía.
- Invita la casa. Guárdatelo anda.
- Gracias.-dije mientras guardaba el dinero en la cartera.
Le dio las dos entradas y fuimos a hacer cola para coger las palomitas y la bebida. ¿Qué es un cine sin palomitas?
- A las palomitas invito yo también.
- No hace falta.
- Si que hace.-dijo él.
Antes de pasar a las sala nos sentamos en unos sillones a hablar un poco de nosotros.
- Bueno yo te he dicho lo que me pareces, pero tu a mi no.
- Me resultas muy atractivo y no tienes la nariz tan grande como me dijiste.
- Bueno, ¿pasamos ya?- dijo cambiando de tema.
- Vale.
Mientras veíamos la película íbamos comiendo palomitas los dos del mismo lugar y en varias ocasiones nuestras manos se habían tocado.
Cuando acabé no pude evitar soltar alguna lágrima.
- ¿Estas llorando?
- No, que va. Solo que me pica mucho el ojo.
- Claro…
- ¡Es verdad!
- Si te creo. ¿Dónde quieres que vayamos?
- Me da igual, podíamos ir al parque del lago.
- ¿Y algo mas cercano?
- El parque de los patos.
- Vale.
Para ir al parque de los patos desde donde estábamos había que pasar por un pequeño atajo que siempre estaba muy oscuro, pero con Tom no tenía porque tener miedo.
Cuando pasamos por el atajo Tom se apoyó en la pared poniéndome a mi encima suya.
- ¿Qué haces?-pregunté sonriendo.
- Nada.
Me miró a los ojos y noté que cada vez su cara estaba mas cerca de la mía, nuestros alientos se mezclaban, y entonces me besó.
Yo le seguí, su respiración empezó a acelerarse, me besaba con más pasión y me quitó la chaqueta.
- Para, por favor.
- No.
Intenté soltarme pero él no me dejó.
- ¡Suéltame!
- ¿Por qué? Si lo deseas tanto como yo.
- Tom suéltame por favor. Me tengo que ir a casa.
- No, ahora eres mía.
Intenté soltarme pero me apretó todavía más fuerte mientras sacaba una navaja del bolsillo, me rasgó la ropa y me puso la navaja en el cuello.
- Como intentes moverte, te mato. Te lo juro.
Empezó a tocarme por todos lados y cuando se cansó se desabrochó los pantalones, me bajó a mi los míos y entró en mi.
Yo no paraba de llorar.
Se subió los pantalones y salió corriendo dejándome ahí tirada, medio desnuda y sin nada que hacer.
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